Clínica Diquecito
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A esta película ya la vimos varias veces; en ocasiones nos resulta “simpática”, pero otras -sobre todo cuando la protagonizamos- nos genera gran frustración. Entonces, nos preguntamos: “¿por qué yo me mato haciendo dieta y bajo lentamente, y él con solo cuidarse un poco baja muchos kilos de golpe?”. Esto no es algo que ocurra solamente en tu familia, sino que es una situación real que se explica en las diferencias propias en la genética y consumo calórico del hombre y la mujer.
“Es real que el hombre baja de peso mucho más fácil que la mujer, y esto tiene que ver sobre todo con el gasto de energía que el sexo masculino tiene en reposo, lo que llamamos ¨gasto basal¨”, lanza la Lic. Noé Barrera, integrante del Equipo de Nutrición de Clínica Diquecito, quien agrega: “Este gasto de energía basal es mayor en el hombre que en la mujer; al mismo tiempo, independientemente del sexo, es más elevado en jóvenes que en adultos”.
¿Pero por qué el gasto de energía en reposo es mayor en el hombre que en la mujer? En el news anterior nos referimos precisamente a esto. Dijimos que el mayor consumidor de energía en nuestro organismo es la masa muscular. Ésta, acompañada de los procesos orgánicos que permiten el funcionamiento de nuestro cuerpo, representan el 60-65 de las calorías consumidas por nuestro cuerpo a diario. Otro 10-15 por ciento del gasto energético se da en el proceso de digestión, y entre el 20-25 por ciento es el resultado del movimiento (actividad física y demás).
Entonces, teniendo en cuenta que por una cuestión natural el hombre tiene más masa muscular que la mujer, su necesidad de consumo diario de energía es más elevado gracias a este “quemador natural”, por lo que en caso de restringir la ingesta de alimentos, se producen descensos de peso más rápidos.
Mientras que el hombre requiere unas 1.500 calorías para mantener sus funciones orgánicas y proveer energía a su masa muscular, la mujer requiere cerca de 1.300. A esto debemos sumarle el consumo de calorías producto de nuestro movimiento diario, y este gasto total debe ser siempre igual o superior a las calorías que ingerimos, si es que no queremos subir de peso.
En el caso de la mujer, está en su genética tener un mayor porcentaje de tejido graso, el cual obviamente no consume energía sino que es precisamente un almacenamiento de la misma. “La mujer, en su biología reproductiva y en la necesidad de llevar adelante un embarazo, necesita mayor porcentaje de grasa corporal, al margen de tener menor músculo en su composición. Las hormonas sexuales femeninas son de origen lipídico en su base, lo que hace que necesite de una composición de grasa mayor a la del hombre”, agrega la Lic. Barrera.
Hagamos cuentas. Si un hombre consume 1.500 calorías en reposo y realiza escaso movimiento y actividad física, y, frente a eso, ingiere más de 2.000 calorías a través de su alimentación, ese sobrante se almacenará en forma de grasa. Aquí es en donde aparece un elemento importante, que puede marcar la diferencia: la actividad física.
“El secreto de hacer actividad física mientras intento bajar de peso es mantener la masa muscular, porque si descendemos de manera sedentaria corremos el riesgo de perderla en este proceso, en términos porcentuales con mi descenso total; si esto ocurre, dicho descenso puede ser atractivo al momento, pero sin beneficios a largo plazo. No tenemos que mirar tanto la balanza sino comenzar a trabajar sobre nuestra composición corporal, a ver más allá del peso; comenzar a mantener mis músculos activos, y así comenzaremos a disminuir nuestras reservas grasas”, finaliza la Lic. Barrera.
El tema es mucho más complejo, y el tratamiento indicado para vos dependerá de cuestiones mucho más amplias, comenzando por el metabolismo. Pero los consejos aquí vertidos funcionan, independientemente de tu sexo, edad, y situación de salud.
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Diquecito fue el primer centro en su tipo en toda Latinoamérica, cumpliendo en 2020 sus primeros 74 años. Nuestro fundador fue el Profesor Dr. Pablo Busse Grawitz nominado a premio Nóbel de Medicina y Fisiología, Condecorado con la Cruz Grande de Mérito Alemán, y nombrado Profesor Honoris Causa por la Universidad de Berlín.
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