Nuestra Historia

Clínica Diquecito, el primer instituto en su tipo en América latina, fue fundado el 5 de enero de 1946 por el científico alemán Prof. Dr. Pablo Busse Grawitz, quien fuera propuesto a premio Nobel por sus investigaciones en el campo de la patología molecular y cuyo espíritu inquieto e indagador le llevaron a proponer distintas terapias, sentando un precedente en la atención de la salud por medio de la nutrición.

Clínica Diquecito fue así afirmando su prestigio, seriedad y efectividad en los tratamientos con la investigación incansable de su fundador y director, con el objetivo final de inculcar hábitos alimentarios saludables y sustentables para prevenir, o mejorar la salud.

Las dietas desarrolladas le valieron premios a nivel internacional, y fueron adoptadas por otros profesionales e institutos de forma que hoy su filosofía es la base de los más exitosos tratamientos para recuperar el peso ideal en todo el mundo.

Se destaca hoy el ya famoso “Método de los Bocados”, concepto creado y desarrollado por el fundador de la institución con profundos beneficios para la salud. Entre los más destacados podemos mencionar la adaptación a diversas culturas alimentarias, la adquisición de hábitos alimentarios saludables, el impacto positivo en el sistema digestivo al trabajar sin sobre exigencias, la ausencia de la sensación de hambre, favorecer la saciedad con porciones acotadas, entre otros. Este plan alimentario hoy es base de tratamientos utilizados también en otros centros, no sólo de la Argentina, sino también en el mundo para obesidad, diabetes y postquirúrgicos de cirugía bariátrica.

El Fundador

El Dr. Prof. Pablo Busse Grawitz nació el 21 de junio de 1900 en Greifswald, Prusia.

Hijo y nieto de importantes científicos, cursó sus estudios de Medicina en Alemania y Suiza, graduándose a los 22 años.

La formación profesional recibida al trabajar en un exclusivo equipo de científicos liderado por Virchow (considerado el “padre” de la Patología), lo marcó profundamente en su vida profesional, indagando la problemática de cada paciente, más desde una hipótesis de trabajo que desde un protocolo terapéutico.

Trabajó como médico de a bordo en la Marina Mercante Alemana.

Como fruto de su labor desarrolló un menú terapéutico que demostró mejorar la salud de la tripulación. Cuando tocó puerto por segunda vez en la Argentina lo impresionó la cordialidad y bellezas naturales del país y decidió radicarse en ella en 1926.

Llegó a Córdoba atraído por las montañas y la posibilidad de practicar su deporte preferido: el trekking. Revalidó su título de médico, trámite que cumplimentó en menos de un año en la Universidad Nacional de Córdoba, mientras ejercía el cargo de médico residente en el Hospital Italiano.

Ya en el trabajo de la Clínica médica le llamó poderosamente la atención la alta frecuencia de trastornos digestivos, cuya etiología no estaba siempre a la vista.

Esto lo desafió a indagar en las probables causas, concluyendo en dos aportes terapéuticos que los destacaron en su vida profesional:

El desarrollo de un protocolo para el tratamiento de parasitosis unicelulares que amerita el otorgamiento del Título como Profesor Honorario en la Universidad de Berlín.

El desarrollo de una terapia dietaría revolucionaria, respetando las múltiples culturas alimentarias existentes en Argentina.

En la implementación de muchas de sus terapias encontró la necesidad de brindar un servicio especializado a pacientes suyos que no se podía plasmar en forma ambulatoria y que, por otra parte, no requerían de una internación en una institución tradicional médica (Hospitales o Sanatorios convencionales).

Surgió, en aquel entonces, la visión de fundar un lugar de terapias médicas con un concepto holístico de salud, en un entorno de belleza y tranquilidad, eligiendo para este proyecto un hermoso rincón serrano, cerca de la ciudad de Córdoba: El Diquecito.

Allí, el 5 de enero de 1946, inauguró la “Clínica Dietético Serrano Diquecito” inspirado en los modelos de los mejores Kurhaus europeos, proyecto realizado por un ingeniero alemán y un arquitecto suizo. Esta propuesta es pionera en Latinoamérica y desde su fundación ha marcado una tendencia que hoy es “moda” a nivel mundial.

Esta iniciativa le mereció el reconocimiento del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba, no sólo por su propuesta pionera sino también por los aportes hechos a la ciencia desde este bello rincón serrano.

En este sentido es de destacar la Novedosa “Dieta de los Bocados” que con premisas simples y revolucionarias marcaron una tendencia terapéutica para la baja de peso hoy aplicada a nivel mundial.

Paralelamente a sus aportes en la medicina clínica, sus actividades en la naturaleza y su desinteresada atención y ayuda a muchas personas y comunidades del país, el Prof. Busse Grawitz llevó adelante una labor metódica y profusa.

Desarrolló más de 90.000 experimentos que realizó en el campo de la investigación básica sobre el proceso inflamatorio. Sus hallazgos le llevaron a contradecir las teorías más radicales de inflamación, siendo tan novedosos que fue invitado por diversas universidades de América, Europa y Japón a exponer sus hallazgos.

La rica labor científica le mereció el reconocimiento por parte del Gobierno Alemán con la Cruz Grande de Mérito, distinción entregada en 1959 por el embajador de Alemania en nuestro país. Esta fue la primera distinción de este tipo en nuestro país y la cuarta en la historia de Alemania.

Los aportes hechos a favor del avance de la ciencia llegaron a oídos del comité del Premio Nobel en Estocolmo. Viajaron a este país tres científicos interesados en profundizar los hallazgos reportados, confirmando la solidez de los mismos. Fue entonces que, en 1973 fue propuesto al Premio Nobel de Medicina y Fisiología.

Recibió muchas otras distinciones en su prolífica labor profesional y científica, pero se mantuvo en la sencillez de quien decidió ejercer su profesión con un genuino amor al prójimo.

Esto explica la razón por la que luego de ayudar a una comunidad aislada en Argentina, como era en su momento Antofagasta de la Sierra, en la provincia de Catamarca, logró integrar y gestionar la atención médica desde la Capital con la visita periódica de una avioneta sanitaria, y la construcción de una ruta que es su principal acceso.

Tanto se identificó con esta comunidad, que pidió que sus restos descansaran allí.

Falleció el 24 de junio de 1983 y fue sepultado en un pequeño cementerio enmarcado en la belleza e inmensidad de la Puna de Atacama.

Su labor es continuada actualmente por el equipo multidisciplinario de profesionales que conforman el staff de Clínica Diquecito, que siguen divulgando y ampliando su saber y su hacer con la misma excelencia profesional, calidad humana y vocación de servicio.